
Marco-Méndez, C., Marbà, N., Amores, Á., & Alcoverro, T. (2024). Evaluating the extent and impact of the extreme Storm Gloria on Posidonia oceanica seagrass meadows. Science of the Total Environment, 908
Impacto de la tormenta Gloria sobre las praderas de Posidonia oceanica

Las tormentas extremas pueden provocar cambios repentinos ya menudo duraderos en los ecosistemas, afectando especialmente a las especies estructurales que forman hábitats. Aunque se prevé que la frecuencia e intensidad de estos eventos aumenten a causa del cambio climático, sus impactos sobre los ecosistemas de fanerógamas marinas todavía están poco documentados.
En enero de 2020, la costa mediterránea española fue golpeada por la tormenta Gloria, uno de los eventos climáticos más devastadores jamás registrados en términos de intensidad y duración. En este estudio, se quiere evaluar la extensión y tipos de impacto (entierro, descalce y desarraigo) de este evento en las praderas de Posidonia oceanica. También se quiere analizar factores oceanográficos (modelo de impacto de las olas), geomorfológicos (latitud, profundidad y exposición) y estructurales (fragmentación del hábitat) para predecir el alcance y la intensidad de los daños.
Zona de estudio: Catalunya, Múrcia i Illes Balears.
Durante los dos meses posteriores a la tormenta, se realizaron inspecciones en 42 praderas situadas en la trayectoria de la tormenta (desde Cataluña hasta Murcia y en las Islas Baleares).
- Se midieron el entierro y descalce de la vegetación, la cobertura de las praderas y la pérdida de sedimento.
- Se emplearon modelos oceanográficos para simular el impacto de las olas y las corrientes marinas.
- Se analizaron variables como la profundidad, la exposición a las olas y la fragmentación del hábitat.
El impacto predominante de la tormenta Gloria sobre las praderas de Posidonia oceanica fue el descalce de los haces foliáceos, con la pérdida de hasta 40 cm de sedimento en muchas localidades. Más de la mitad de las zonas estudiadas mostraron un descalce que afectó a más del 50% de la pradera, y en ocho de ellas esta cifra superó el 70%.
Aunque menos extenso, el entierro fue también significativo, con entre un 10% y un 80% de la cobertura de la pradera enterrada bajo más de 7 cm de sedimento, un umbral considerado crítico para la supervivencia de P. oceanica. Además, se observaron evidentes signos de mortalidad reciente en algunas praderas, así como grandes cantidades de haces foliáceos desarraigados flotando sobre el fondo marino o acumulados en las playas.
Los modelos estadísticos demostraron que la latitud, el grado de exposición de la pradera y el porcentaje de arena en el hábitat fueron los factores que más influyeron en el impacto de la tormenta. Las praderas fragmentadas y situadas en zonas abiertas fueron las más vulnerables, mientras que aquellas ubicadas en bahías protegidas o en zonas con arrecifes naturales sufrieron menos daños.

Este estudio pone en evidencia que las tormentas extremas pueden provocar pérdidas masivas de praderas de Posidonia oceanica, especialmente en zonas fragmentadas y expuestas. Su capacidad de recuperación depende de la recurrencia de similares fenómenos y de las condiciones locales. Debido al lento crecimiento de esta especie, la recuperación de las praderas afectadas podría tardar décadas o incluso siglos.
Para minimizar los daños y favorecer la recuperación es esencial mantener la calidad del agua y evitar una fragmentación adicional del hábitat. Esto implica regular actividades como el anclaje de embarcaciones, las construcciones en zonas litorales y la contaminación. También se recomienda proteger estas praderas mediante la creación de áreas marinas protegidas y la implementación de políticas de conservación.
La Posidonia oceanica desempeña un papel fundamental en la protección costera y la conservación de la biodiversidad marina, proporcionando refugio y alimento a numerosas especies. Su desaparición tendría repercusiones ecológicas y económicas graves, afectando a sectores como el turismo y la pesca. En un contexto de cambio climático, en el que se prevé un aumento de la intensidad y frecuencia de las tormentas, es fundamental desarrollar estrategias de mitigación y adaptación para garantizar la supervivencia de este valioso ecosistema.